«Juan Manuel de Prada y la batalla de las ideas: ¿Es la tradición la clave del futuro?»
La tradición frente a la modernidad 🧐
Juan Manuel de Prada, escritor y polemista español, es conocido tanto por su pluma literaria como por su capacidad para desatar controversias. Desde su debut literario con la irreverente Coños (1995) hasta alcanzar la cima con La tempestad (Premio Planeta, 1997), De Prada ha navegado en las aguas de la tradición cultural española, defendiendo una cosmovisión que, según él, ha sido asediada por los dogmas de la modernidad. Pero ¿qué implica esa defensa férrea de la tradición en un mundo donde lo efímero y lo inmediato son la norma?
¿Estamos condenados al caos cultural?
De Prada sostiene que el principal drama de nuestra época es la desvertebración de la rebeldía. Según él, las generaciones jóvenes, moldeadas por un adoctrinamiento sistemático, no poseen un pensamiento crítico sólido ni una capacidad de resistencia bien organizada frente al paradigma moderno. «Hoy, la rebeldía es desorganizada, caótica. Es como un volcán que echa humo, pero no lava», afirma. Para el escritor, este fenómeno es el resultado de una modernidad que, desde la Reforma protestante, ha combatido la visión cristiana del mundo, creando un desierto espiritual donde los valores tradicionales han sido sustituidos por un individualismo vacío.
¿La consecuencia? Según De Prada, la modernidad ha fragmentado las comunidades humanas, exaltando el egoísmo y destruyendo los vínculos esenciales que conectan a las generaciones. Los jóvenes ya no heredan ni materiales ni espirituales: «No somos más que mónadas, pequeños Adanes que empiezan de cero y rechazan cualquier legado.»
«El pensamiento judeocristiano no existe»
De Prada desmonta uno de los clichés más utilizados al hablar de tradición: el término «judeocristiano». Para él, esta etiqueta es una simplificación engañosa que no reconoce la singularidad del cristianismo. «El cristianismo es una asimilación del mundo grecolatino, no del judaísmo», sentencia, recordando cómo el cristianismo preservó la herencia de Homero, Platón y Virgilio. Así, lo que define a esta religión no es su vínculo con el judaísmo, sino su capacidad para rescatar lo mejor de la cultura pagana e integrarlo en un código moral centrado en el amor al prójimo y al enemigo.
La cultura: ¿arma de resistencia o herramienta de adoctrinamiento? 🎭
Un aspecto central del pensamiento de De Prada es su visión del arte y la literatura como vehículos esenciales para preservar la tradición y resistir la marea modernista. Según el escritor, el arte auténtico no solo expresa belleza, sino que también actúa como un guardián de la memoria colectiva. «El artista verdadero da voz al pueblo, mantiene viva su memoria y le ayuda a encontrar sentido en medio del caos», explica.
En su última novela, Mil ojos esconde la noche, De Prada retrata la vida de los intelectuales y artistas españoles en el París ocupado por los nazis, explorando cómo se debatían entre colaborar, resistir o simplemente sobrevivir. A través de personajes como Fernando Navales, un cínico falangista atrapado entre la lealtad y el resentimiento, el autor muestra cómo el ser humano convive con sus contradicciones, tomando decisiones morales que oscilan entre la nobleza y la vileza.
El escritor y su cruzada cultural
Pero el compromiso de De Prada no se limita a la literatura. Como articulista en medios como ABC, no duda en atacar las ideologías dominantes que, según él, han pervertido nuestra percepción de la realidad. Su rechazo a la corrección política es contundente: «Hay opiniones que no se toleran porque contradicen los dogmas modernos, pero eso no es amor al prójimo, es miedo a pensar». Para él, la irracionalidad de aceptar como válido cualquier sentimiento que contradiga la realidad material, como ocurre en el debate sobre la identidad biológica, es un síntoma del colapso de nuestra civilización.
¿Es posible recuperar la tradición en el siglo XXI?
De Prada propone una salida: la conspiración. Pero no en el sentido oscuro que suelen evocar las teorías conspirativas, sino como un acto colectivo de «respirar juntos». Inspirándose en los primeros cristianos que, durante siglos, resistieron al Imperio Romano mediante una revolución espiritual, el autor aboga por recuperar un pensamiento vertebrado que permita a las personas rechazar los paradigmas erróneos de la modernidad.
Este cambio, según él, no puede darse desde las ideologías actuales, ya que todas ellas beben de la misma fuente envenenada que promete un paraíso terrenal inalcanzable. La clave está en volver a un pensamiento basado en la razón, el discernimiento moral y la búsqueda de lo trascendente.
El papel del arte en esta «conspiración tradicionalista»
Para De Prada, el arte es una herramienta poderosa para cambiar conciencias y devolver al ser humano su sentido de pertenencia. «El arte interpela lo más sagrado del ser humano: su anhelo de belleza y trascendencia. En un mundo deshumanizado, esto es revolucionario», afirma. Así, el escritor confía en que la literatura, el cine y otras formas de expresión artística puedan actuar como antídotos contra la superficialidad y el vacío existencial de nuestra época.
Sin embargo, advierte: el arte debe mantenerse fiel a sus raíces y rechazar las modas pasajeras. «No necesitamos más imitadores de la novela americana ni más series de Netflix que repiten los mismos clichés. Lo que perdura es lo que nace de nuestras tradiciones y conecta con lo más profundo de nuestra identidad.»
Un desafío para el lector
En Mil ojos esconde la noche y en sus reflexiones públicas, Juan Manuel de Prada plantea una pregunta fundamental: ¿es posible reconstruir una sociedad que ha perdido su conexión con el pasado? Frente a la fragmentación, el cinismo y el caos, el escritor nos invita a reconsiderar la tradición no como un anacronismo, sino como una brújula para enfrentar los desafíos del presente y construir un futuro con raíces sólidas.
«El arte auténtico no solo narra, ilumina. El pensamiento tradicional no solo rescata, propone. ¿Estamos dispuestos a escucharlos?»