¿El futuro ya llegó o aún estamos en la pesadilla de ‘The Creator’? Inteligencia artificial, guerra y distopía en el cine de ciencia ficción futurista
THE CREATOR no es solo una película de ciencia ficción futurista, es una advertencia visual disfrazada de espectáculo. La vi con la misma mezcla de emoción y escepticismo con la que uno se asoma a un nuevo avance tecnológico: ¿será realmente innovador o simplemente otra versión mejorada de lo que ya conocemos? La película nos sumerge en un futuro distópico donde la inteligencia artificial avanzada ha alcanzado un punto crítico en la historia humana, llevándonos a una guerra entre humanos y robots que define el destino de la civilización.
Desde los primeros minutos, es evidente que Gareth Edwards no se anda con rodeos. El cineasta británico, conocido por su talento para construir universos visualmente impactantes con presupuestos relativamente modestos, nos coloca en un 2055 hipertecnológico, donde las líneas entre la humanidad y la máquina son tan delgadas que apenas se distinguen.
Pero aquí está la cuestión: ¿nos sorprende realmente? O mejor dicho, ¿nos asusta? Porque, si lo pensamos bien, el cine lleva décadas preparándonos para esto.
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«El futuro no es lo que solía ser»
Cada vez que una película nos lanza una advertencia sobre los peligros de la inteligencia artificial y la tecnología cibernética, un gurú de Silicon Valley está firmando el cheque para desarrollar justo eso. Skynet, HAL 9000, los replicantes de Blade Runner… No importa cuántas veces la ficción nos haya mostrado el colapso de la humanidad bajo su propia arrogancia, seguimos corriendo en la misma dirección, con los ojos brillando ante cada nuevo avance tecnológico.
‘The Creator’ no es una historia nueva, pero sí una que sigue resonando. Nos cuenta la travesía de Joshua (interpretado por John David Washington), un exsoldado con una misión aparentemente clara: localizar y eliminar al legendario «Creador», el genio detrás de un arma definitiva que podría terminar la guerra… o destruir a la humanidad. Pero, como era de esperarse, nada es lo que parece.
Y aquí es donde la película realmente brilla: la duda moral. Porque, a diferencia de los típicos relatos en los que las máquinas son los villanos implacables (hola, Terminator), aquí la IA es retratada como algo más matizado. ¿Son realmente las máquinas la amenaza, o es la humanidad la que está destruyendo su propio futuro por miedo a lo desconocido?
«Las máquinas aprenden rápido… demasiado rápido»
La relación entre humanos y robots en el cine siempre ha oscilado entre la fascinación y el terror. Desde los androides de ‘Westworld’ hasta Ava en ‘Ex Machina’, la idea de una IA que desarrolla conciencia propia es un tema recurrente que nunca deja de inquietarnos. En ‘The Creator’, este dilema se nos presenta de manera sutil pero efectiva. ¿Qué nos hace realmente humanos? ¿Es la biología o la capacidad de sentir y soñar?
La película juega con esta ambigüedad de forma inteligente. Edwards no nos da respuestas fáciles, pero nos lanza suficientes preguntas para que salgamos del cine con una sensación incómoda.
«El enemigo no siempre es el que crees», nos susurra la historia, mientras la inteligencia artificial en el mundo real sigue avanzando a pasos agigantados.
El impacto visual: cuando el futuro se siente real
Si hay algo en lo que ‘The Creator’ destaca sin discusión es en su apartado visual. Con un presupuesto de 80 millones de dólares, la película logra verse como una superproducción de 200 millones. Y eso no es poca cosa.
Los escenarios futuristas, la mezcla de estética oriental con tecnología cibernética de última generación, las ciudades iluminadas por neones con un toque de decadencia… todo recuerda al mejor cyberpunk, pero con un estilo propio que se aleja de los clichés de siempre. Gareth Edwards ha perfeccionado la técnica de hacer que lo artificial se sienta orgánico, logrando que el futuro que nos muestra no solo parezca posible, sino inevitable.
«Ya hemos estado aquí antes»
El conflicto humano-máquina en el cine no es nuevo. ‘Terminator’ nos advirtió sobre la rebelión de las máquinas, ‘Blade Runner’ nos mostró androides más humanos que los propios humanos, ‘The Matrix’ nos reveló la peor pesadilla de la inteligencia artificial llevada al extremo. Entonces, ¿qué aporta ‘The Creator’ a esta conversación que no hayamos visto antes?
Quizás su mayor mérito sea el contexto en el que llega. En un momento en el que la IA ya no es solo una fantasía de la ciencia ficción, sino una realidad que crece a diario, la película no necesita exagerar para resultar inquietante. El cine siempre ha sido una ventana al futuro, pero ahora esa ventana se siente más como un espejo.
«La tecnología cibernética en el cine: de engranajes a conciencia artificial»
El cine de ciencia ficción futurista ha recorrido un largo camino desde los primeros autómatas hasta las IA hipersofisticadas de hoy. Los robots han pasado de ser simples máquinas sin alma a entidades que nos obligan a cuestionar nuestra propia humanidad.
Películas como ‘Metropolis’ (1927) marcaron los primeros pasos con su visión mecánica del futuro. Luego, ‘2001: Odisea del espacio’ nos dio a HAL 9000, el primer indicio real de que la IA podría ser un enemigo tan racional como despiadado. ‘Blade Runner’ llevó la idea al extremo, planteando una pregunta que sigue sin respuesta: si un ser artificial puede sentir, soñar y sufrir… ¿qué lo diferencia de nosotros?
Hoy, con la inteligencia artificial integrada en nuestra vida cotidiana, la pregunta ya no es solo cinematográfica. El cine anticipó los dilemas morales de la tecnología, pero la tecnología ya no espera a que respondamos.
«El creador… ¿o la creación?»
Al final del día, ‘The Creator’ no nos dice algo que no sepamos, pero nos lo dice de una manera visualmente impresionante y con suficiente carga emocional como para hacernos pensar. No será la película más innovadora del género, pero sí una que se siente relevante en este momento preciso de la historia.
Porque, mientras disfrutamos del espectáculo en la pantalla grande, en alguna parte del mundo un ingeniero está programando la siguiente versión de inteligencia artificial avanzada. ¿Será un avance o el primer paso hacia nuestra propia distopía?
Tal vez, después de todo, el futuro no nos lo están contando en el cine. Nos lo están escribiendo en código.