¿Mơ Xuân suena mejor que nunca con SAIGON SOUL REVIVAL?

¿Mơ Xuân suena mejor que nunca con SAIGON SOUL REVIVAL? El alma perdida de Saigón vibra en un escenario francés

Saigon Soul Revival es una de esas bandas que no se encuentran, sino que se redescubren. Como si siempre hubieran estado allí, dormidas bajo el polvo de los vinilos de una época que parecía olvidada, esperando su momento para gritar: “¡Eh, aún estamos vivos!”. Y vaya si lo están. ✨

La primera vez que escuché “Mơ Xuân” en directo sentí algo muy parecido a un déjà vu, pero más profundo, más visceral. No era solo nostalgia. Era como si el alma de una ciudad entera –esa Saigón de los años sesenta y setenta, mestiza, eléctrica, desbocada– se hubiera colado en mi cuerpo por los oídos. Y todo ocurrió, curiosamente, no en Vietnam, sino en una sala de conciertos en Rennes, Francia, durante el festival Trans Musicales, uno de esos lugares donde el presente se vuelve permeable al pasado.

Allí estaban, sobre el escenario del Antipode, con sus instrumentos tradicionales reluciendo bajo los focos y ese sonido que es puro groove, pero también es raíz. Presentados por KEXP.ORG, los Saigon Soul Revival ofrecieron un espectáculo que fue más que música: fue arqueología emocional, fue ritual eléctrico, fue tiempo suspendido. Y sí, lo grabaron todo el 7 de diciembre de 2024, para que nosotros, los que llegamos tarde, también podamos ver cómo se enciende un fantasma cuando lo convocan bien.

El eco de una Saigón que sigue cantando

La memoria suena mejor en vinilo”. No lo digo yo, lo dice su música.

El futuro suena a vinilo con SAIGON SOUL REVIVAL

Antes de que la guerra pusiera en pausa los amplificadores y silenciara las radios, Saigón era un epicentro de vida cultural y musical en el sudeste asiático. La ciudad, ahora conocida como Ho Chi Minh, hervía de ritmos importados y remezclados: soul, rock psicodélico, bolero, rhythm and blues. Era una mezcla explosiva, deliciosa, algo así como Aretha Franklin bajando la escalera de una pagoda.

Y ese es el corazón del proyecto de Saigon Soul Revival: rescatar esa energía que muchos creyeron perdida, pero también reinventarla con una libertad que no pide permiso. Lo que hacen no es solo rendir homenaje; es meterse en la piel de aquellas canciones, beber de ellas y escupirlas con la fuerza del presente.

En su actuación de “Mơ Xuân” –cuyo nombre, por cierto, significa “Soñar con la primavera”– no solo brillaron por su precisión técnica. Brillaron porque se notaba que lo estaban sintiendo. Minh Anh Nguyễns, con una voz que parece hecha de terciopelo y pólvora, cantó como si estuviera invocando a los espíritus de los clubes nocturnos de Saigón. Y vaya si respondieron.

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Instrumentos del alma, guitarras del cuerpo

Lo tradicional no es lo viejo. Es lo que sigue latiendo.

La magia de esta banda no reside solo en su actitud o en su misión cultural, sino en su sonido híbrido, donde instrumentos ancestrales vietnamitas conversan, se ríen y a veces hasta pelean con guitarras eléctricas y líneas de bajo funk.

Ahí está Indy Laville, por ejemplo, acariciando el đàn nguyệt, un laúd de dos cuerdas que suena como si el viento decidiera cantar. O Hải Phượng Nguyễn, maestra del đàn tranh (una cítara de 16 cuerdas) y del hipnótico đàn bầu, ese monocordio que produce notas que parecen llorar de alegría. Estos sonidos no son decorativos. No están allí para “darle un toque exótico”. Son protagonistas, y muchas veces, dominan la escena.

Pero también hay sintetizadores que parecen sacados de una peli de ciencia ficción de los setenta, baterías con swing de motown y un bajo –el de Gabriel Kaouro– que te agarra de la cintura y no te suelta. La mezcla es deliberada y cuidada, sí, pero también instintiva. Como si el alma de Vietnam no entendiera de etiquetas, pero sí de pasión.

Rennes, Francia: el escenario más improbable

¿Por qué un grupo que canta en vietnamita antiguo, que revive canciones pre-1975, que usa instrumentos tradicionales, está tocando en el corazón de Bretaña? Porque la música no tiene fronteras, ni mapas, ni visas. Tiene ganas. Tiene fuerza.

El festival Trans Musicales de Rennes, en su 46ª edición, es conocido por descubrir tesoros escondidos. Allí han nacido carreras, se han caído prejuicios, y el público ha aprendido a bailar con los oídos. Por eso no sorprende que Saigon Soul Revival estuviera en el cartel, ni que Antipode fuera el lugar perfecto para esta ceremonia retrofuturista.

El concierto fue transmitido en directo y luego en replay por france.tv, en colaboración con FIP. Una decisión acertada: este tipo de actuaciones no son para quedarse en el olvido. Son para que quien lo vea dentro de diez, veinte, cincuenta años, diga: “Ah, entonces también había magia”.

“Cada nota era un puente entre lo que fue y lo que aún puede ser.”

No solo tributo, también creación

Algo que me gusta mucho de esta banda es que no se conforman con mirar hacia atrás. En su segundo álbum, “Mối Lương Duyên”, hacen algo aún más valiente: componen canciones originales que parecen sacadas del mismo Saigón de los setenta. No son covers, no son copias. Son nuevas, pero suenan a antiguo en el mejor sentido posible: como si hubieran sido escritas por una versión pasada de ellos mismos, en una línea temporal paralela donde la historia fue otra.

Y eso no es casualidad. Su paso por programas como “Ban Nhạc Việt”, donde llegaron al top 7, demostró que hay público para esto. Que la juventud vietnamita también está sedienta de identidad sonora, de historia no contada, de emociones que no vienen empaquetadas por algoritmos.

La música como arqueología del alma

Saigon Soul Revival no está solo haciendo música. Está desenterrando una parte silenciada de su historia nacional. Lo hacen con amor, pero también con ritmo. Lo hacen sin solemnidad, pero con respeto. Lo hacen sin pedir permiso, pero con todo el conocimiento del que sabe que su herencia pesa, pero no aplasta.

Al escucharlos, uno no solo oye canciones: oye a un país recordándose a sí mismo, pero también inventándose otra vez.

Como bien dice esta crónica, el futuro suena a vinilo cuando los instrumentos tradicionales se convierten en puente entre épocas. No como ornamento, sino como columna vertebral de una música que se niega a morir.

“Si no bailas con esto, puede que ya estés muerto por dentro”

La fuerza del soul vietnamita no está en sonar perfecto, sino en sonar vivo. Saigon Soul Revival no afina para gustar a todos. Afina para despertar a los dormidos. Para hacerte mover el cuerpo, sí, pero también el alma. Y eso, amigos, es mucho más difícil.

¿Quién dijo que la historia era solo cosa de libros? A veces está en una sala oscura, en una ciudad francesa, en la voz de una mujer que canta en una lengua milenaria, mientras una guitarra eléctrica suelta chispas como si fueran fuegos artificiales en mitad de un templo.

“El alma de Saigón no necesita traducirse. Solo necesita escucharse.”

“Quien no honra su pasado, no tiene ritmo en el presente” (dicho popular vietnamita)

El futuro suena a vinilo, pero con alma digital

Saigon Soul Revival conecta lo ancestral con lo eléctrico sin perder naturalidad

¿Dónde estarán dentro de cinco años? ¿Volverán al estudio o seguirán evangelizando escenarios con su soul vietnamita? ¿La primavera que sueñan en “Mơ Xuân” llegará también al resto del mundo? Porque algo me dice que esto no es una moda. Esto es una llamada. Y algunos ya la estamos escuchando. ¿Y tú?

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