¿Cyber WOW es una cápsula del tiempo hacia el futuro? Lo retro y lo futurista chocan en el universo CYBER WOW
Cada vez que llega el CYBER WOW, mi navegador se convierte en una nave espacial. 🚀 No es una exageración. Es entrar a la plataforma de Real Plaza y sentirme como protagonista de una novela sci-fi con esteroides: luces LED que parecen gritar mi nombre, ofertas que aparecen como hologramas y un desfile de laptops gamer, sillas ergonómicas, electrodomésticos inteligentes y motos urbanas que parecen diseñadas por un arquitecto del futuro con nostalgia del pasado.
CYBER WOW siempre me ha parecido más un portal interdimensional que una simple campaña de ofertas. Apenas entro a CYBER WOW, tengo la sensación de estar cruzando un umbral hacia un universo donde lo cotidiano se transforma en extraordinario. Es ese momento del año en que navegar por Real Plaza no se siente como comprar, sino como explorar una galería del futuro, donde las luces, los diseños y hasta las descripciones de los productos parecen salidos de un sueño tecnológico con estética vintage.

No es solo el catálogo lo que me atrapa, sino la mezcla de épocas, estilos y funciones que hacen que cada artículo cuente una historia. Desde las laptops gamer que parecen diseñadas por ingenieros de la NASA, hasta las sillas gamer que más bien parecen cápsulas de mando, el evento CYBER WOW no ofrece productos: ofrece experiencias. Todo está pensado para seducir a quienes buscamos un hogar más inteligente, un guardarropa más audaz, una movilidad más libre y un entorno que, sin perder su esencia humana, ya huele a futuro.
CYBER WOW no es solo una jornada de ofertas. Es una experiencia estética y tecnológica, una especie de parque temático digital donde lo futurista y lo retro bailan juntos al ritmo del clic. Y no estoy exagerando. ¿Qué otro evento junta chaquetas con calefacción incorporada, aspiradoras que te hablan y motos eléctricas dignas de una película de ciencia ficción?
«Comprar ya no es solo elegir, es explorar un universo paralelo»
Hace poco, durante uno de estos eventos, me encontré decidiendo entre una laptop con refrigeración líquida —sí, como los coches— y otra que tenía luces RGB capaces de sincronizarse con la música de fondo. La experiencia no era simplemente de consumo, era de inmersión. Como quien entra en una tienda del futuro sin salir del sofá, mientras el algoritmo me sugería gadgets que ni siquiera sabía que necesitaba… pero que, por supuesto, terminé deseando.
El futuro tiene alma gamer y estética interestelar
Lo que más me sorprendió fue descubrir que el diseño futurista no es solo un capricho visual, sino una estrategia para potenciar la experiencia del usuario. En el mundo gamer, esto se convierte casi en una obligación moral. No basta con tener una buena laptop gamer, necesitas que luzca como el panel de control de una nave de Star Wars. Los fabricantes lo saben, y marcas como MSI y Alienware compiten como dos civilizaciones galácticas por conquistar tu escritorio.
En ese universo, cada componente tiene que rendir al máximo, claro. Pero también tiene que impresionar. Pantallas curvas, resoluciones 4K, retroiluminación en teclados y estructuras con cortes afilados que recuerdan a los cazas TIE. Incluso las sillas gamer ya no se parecen a una silla: parecen un trono futurista, con soporte lumbar ajustable, altavoces integrados y materiales dignos del traje de un astronauta.
«Una silla gamer no es para sentarse. Es para pilotar tu universo digital»
Pero también hay contradicciones deliciosas. Lo que en otros tiempos habría sido considerado “ostentoso”, hoy se celebra como innovación. Y ahí está el truco: lo futurista no es solo diseño, es deseo.
¿Quién dijo que el hogar no puede ser inteligente y seductor?
Entrar en el catálogo de electrodomésticos inteligentes de Cyber WOW es como visitar un showroom de Kubrick con toques de IKEA. Samsung y LG ya no venden simples refrigeradores: venden estaciones de control térmico con pantallas táctiles que te recomiendan recetas según lo que tienes guardado. Las aspiradoras robotizadas no solo limpian, te saludan. Los hornos son capaces de enviar mensajes al celular para avisarte que el pollo ya está listo. Y tú, claro, aún en bata y con la taza de café humeando.
No estamos comprando electrodomésticos. Estamos adoptando asistentes personales con carcasa de acero inoxidable.
Y sí, es fácil pensar que tanta tecnología puede ser fría o impersonal. Pero basta con ver cómo estos gadgets se adaptan a las rutinas, aprenden de tus hábitos y, lo más importante, te devuelven tiempo. El verdadero lujo del siglo XXI no es tener más, es hacer menos. Que la casa funcione sola mientras tú sueñas con otra galaxia.
La moda también quiere jugar al futuro… con mirada vintage
Durante el último Cyber WOW, encontré una camiseta metálica que parecía sacada de un videoclip de Daft Punk. Me la probé virtualmente, gracias a una función de realidad aumentada que proyectaba mi imagen con distintos atuendos. Me vi extraño, sí. Pero también libre. La moda futurista tiene eso: te permite ser otro sin dejar de ser tú.
Las pasarelas digitales de estos eventos están llenas de contrastes deliciosos. Están las tendencias retro, con guiños a los años 60 y 80 —hombreras, cortes geométricos, colores sólidos—, pero también están las prendas diseñadas con textiles que regulan la temperatura corporal, o las chaquetas inteligentes que calientan según el clima. La ropa se convierte en herramienta, en declaración, en interfaz.
«Vestirse ya no es cuestión de estilo, es cuestión de sistema operativo»
Y lo más curioso es que estas propuestas no vienen siempre de grandes marcas. Muchas veces son firmas emergentes, con ese espíritu explorador que recuerda a los pioneros de Silicon Valley, pero con hilos y tijeras en vez de cables y código.
¿Y si las motos del futuro ya están aquí?
En el catálogo de motos urbanas del Cyber WOW encontré modelos que parecían escapados de una escena de Akira. El rugido del motor ya no es sinónimo de poder. Hoy, lo que emociona es el silencio eléctrico, la elegancia del movimiento sin fricción, la batería que se carga mientras tomas un café.
Modelos de marcas como NIU o Super Soco ofrecen lo que muchos buscan sin saberlo: autonomía, diseño y conectividad. Porque sí, estas motos te avisan si las mueven sin permiso, se sincronizan con el móvil y hasta hacen diagnósticos en tiempo real. No es solo movilidad. Es una declaración: quiero moverme con estilo, sin ruido, sin humo, sin demoras.
Y en medio de todo esto, uno se pregunta: ¿el futuro ya llegó o solo estamos jugando a imaginarlo?
Realidad aumentada y el deseo de tocar lo intangible
Una de las cosas más divertidas que experimenté fue usar la función de realidad aumentada en algunos productos. Desde colocar un sofá en mi sala con la cámara del celular hasta probarme unas zapatillas sin tener que quitármelas. Fue mágico y absurdo. Como si el teléfono me prestara una varita mágica y dijera: “Imagina esto aquí, ahora”.
Pero también hay un matiz más profundo. La realidad aumentada no solo vende mejor. Humaniza lo digital. Hace que el clic se parezca más a una caricia que a una transacción. Y en eventos como el Cyber WOW, donde todo compite por tu atención, ese tipo de sutilezas hacen la diferencia.
El Cyber WOW es mucho más que una venta
Es un escenario donde el futuro y la nostalgia se dan la mano. Donde las tecnologías retro y los inventos de última generación se mezclan como en un cóctel con luces de neón. Y sí, a veces todo esto puede parecer exagerado, como si estuviéramos metiendo gadgets en una licuadora solo para ver qué pasa. Pero otras veces, la combinación es perfecta.
Es fácil olvidar que todo esto ocurre en un sitio web, en una pantalla, en un espacio virtual. Porque se siente real. Porque nos emociona. Porque despierta algo que ninguna tienda física logra: el asombro de un niño frente a una nave espacial.
«El futuro no llega en cohetes. Llega en clics disfrazados de oferta»
“El que compra con prisa, llora sin risa.” (Refrán popular)
“La nostalgia vende. Pero el futuro seduce.” (Aforismo de pasarela digital)
Entonces, la próxima vez que abras el catálogo del CYBER WOW, detente un segundo. No para pensar si realmente necesitas otra laptop, otra moto o una chaqueta con calefacción. Detente para sentir que estás navegando por un mundo donde lo que ayer era ciencia ficción, hoy cabe en tu carrito de compras.
¿Y si no estamos comprando cosas, sino comprando futuros posibles?