¿Puede el videojuego salvar al cine como lo conocemos?

¿Puede el videojuego salvar al cine como lo conocemos? El futuro del sonido y la narrativa pasa por el gaming

Dos startups pisan fuerte en la intersección entre cine y videojuego. Y lo hacen con fuerza, con estilo, con una promesa que suena —literal y narrativamente— a futuro. 🎮🎬 Mobius Audio y Luminosa Venture Films no solo comparten oficina en el Campus del Videojuego de Madrid, dentro del ‘Start IN Up Program’, sino que también comparten algo más íntimo y poderoso: la intuición de que el cine, para sobrevivir, tiene que empezar a jugar.

La clave está en la fusión, en ese punto exacto donde la imagen deja de ser pasiva y se vuelve interactiva. Donde el espectador deja de mirar y comienza a vivir. Y ahí es donde estas dos compañías jóvenes, pero curtidas, están moviendo las piezas con precisión quirúrgica y pasión casi infantil. Porque, seamos claros, esto va tanto de tecnología como de amor al arte.

El sonido que te vuela la cabeza (y el corazón)

En una esquina del cuadrilátero creativo está Mobius Audio, un nombre que suena a ciencia ficción pero que trabaja con los pies muy en la tierra… o más bien, muy en los estudios de postproducción. Fundada en Los Ángeles pero con ADN repartido entre Madrid y Hollywood, Mobius es ese tipo de empresa que prefiere hablar poco y sonar mucho.

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El sonido, ese gran olvidado de tantas producciones, aquí se convierte en protagonista absoluto. “Creamos paisajes sonoros que cuentan historias”, repite su CEO, Javier Colmen, como quien recita un mantra que ha ido puliendo a base de decibelios y noches sin dormir. Y no es una frase vacía: ellos han puesto música y efectos a producciones de Netflix, HBO, Amazon Prime o Disney. Palabras mayores, ¿no?

Uno de sus trabajos más delicados fue «Santuario» de Atresplayer, donde lograron que el espectador sintiera miedo sin ver nada, solo escuchando. También han estado tras el peculiar mundo de Eduardo Casanova en «La Piedad» y «Al margen», donde el sonido se convierte casi en un personaje más. Y ojo, que también metieron mano —o mejor dicho, oído— en «Pollo sin cabeza», esa locura gloriosa de HBO donde hasta el silencio tiene textura.

«El sonido no es solo acompañamiento. Es emoción, es ritmo, es atmósfera. Es la piel de la historia.»

Pero no solo trabajan para el cine. Mobius también compone para videojuegos, creando efectos y músicas originales que convierten una partida cualquiera en una experiencia emocional. Porque si el cine cuenta historias que se miran, el videojuego cuenta historias que se viven. Y el sonido, cuando está bien hecho, puede hacer que se te erice el alma.


Cine que se juega, juegos que se cuentan

Al otro lado del ring está Luminosa Venture Films, una startup que parece más una declaración de intenciones que una productora. El nombre ya lo dice todo: hacer visible lo que estaba en sombras. Su fundadora, Griselda González, no es ninguna recién llegada. Su hoja de vida pasa por festivales como Cannes, y su discurso tiene ese tono entre poético y afilado que tienen los que saben de qué va esto.

Ella lo tiene claro: «el cine tiene mucho que aprender del videojuego, pero también tiene mucho que enseñarle.» Su fórmula es tan simple como compleja: aplicar la metodología de producción cinematográfica al desarrollo de videojuegos. ¿Qué significa eso? Significa contar historias interactivas con el rigor, la planificación y la sensibilidad de una película.

Uno de sus proyectos más ambiciosos es «Gloomy Eyes: Behind The Scenes», una coproducción entre Francia y Bélgica que salta del audiovisual al juego con una naturalidad que asusta. Se lanza en octubre y promete ser una experiencia que borra las líneas entre jugar y sentir. Porque aquí no se trata de ganar o perder. Se trata de entrar en un mundo y no querer salir.

«La narrativa no es lineal. Es un laberinto emocional que el jugador debe explorar.»

Además, Luminosa actúa como madrina de jóvenes desarrolladores, acompañándolos en su proceso creativo y ayudándoles a acceder a financiación, distribución y coproducción internacional. O sea, no solo crean. También cuidan, conectan, potencian. Y en un mundo donde el talento joven a menudo se pierde entre papeles y frustraciones, eso vale oro.


“Donde termina el cine, comienza el videojuego. Y viceversa.”

El arte del mentoreo en el Campus del Videojuego

Ambas empresas —Mobius y Luminosa— están ahora mismo dentro del Start IN Up Program de Madrid in Game, una iniciativa del Ayuntamiento de Madrid que va mucho más allá de una incubadora tradicional. Aquí no solo se dan charlas. Aquí se vive, se suda, se prueba, se falla y se aprende.

Durante seis meses, estos emprendedores trabajan codo con codo en el Campus del Videojuego, un espacio tan futurista como humano, donde cada rincón parece una mezcla entre un laboratorio de Pixar y una sala de ensayo underground. Aquí se cruzan diseñadores, compositores, guionistas, animadores, inversores… y no siempre hablan el mismo idioma. Pero se entienden. Porque comparten una visión.

Este programa no solo les ofrece mentorías, asesoramiento y apoyo para conseguir inversión. Les ofrece algo más intangible pero igual de importante: una comunidad. Y eso, en el mundo de las ideas locas y los sueños grandes, marca la diferencia.


“El videojuego es el espejo del cine. Pero también su espejo roto.”

De Los Ángeles a Madrid, de Madrid al mundo

Lo bonito de todo esto es que Mobius y Luminosa no vienen a competir. Vienen a construir. Una crea el sonido; la otra, la historia. Una trabaja con la emoción auditiva; la otra, con la emoción interactiva. Pero ambas creen en lo mismo: que el futuro del audiovisual no será ni solo cine ni solo videojuego. Será una mezcla salvaje, impredecible y profundamente humana.

Y mientras tanto, en algún rincón del Campus, un joven desarrollador escribe el primer párrafo de su juego mientras escucha una pista creada por Mobius. O Griselda revisa un guion que terminará siendo jugado, no visto. Y Javier mezcla sonidos que harán llorar a alguien al otro lado del mundo. Eso es lo que pasa cuando el cine y el videojuego se dan la mano sin miedo. Sin prejuicios.


“Las historias no han muerto. Solo están aprendiendo a jugar.”

¿Estamos preparados para mirar una película y empezar a jugarla?

Tal vez el gran giro de guion del futuro no lo escriba Hollywood, ni un gran estudio japonés. Tal vez lo estén escribiendo ahora mismo, en Madrid, estas dos startups que no temen cruzar fronteras ni formatos. Porque al final, lo que queda no es la tecnología, ni el hype, ni las modas pasajeras.

Lo que queda es la emoción. Y eso, por suerte, ni el cine ni el videojuego han olvidado cómo se hace.

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