¿Es ‘Trillium’ el Mayor Fracaso de Jeff Lemire en el Cómic?
Buenos días, señoras y señores, soy Johnny Zuri, y HOY quiero dar mi opinión sobre un tema que quizás a muchos les sea familiar: Jeff Lemire, el guionista y dibujante canadiense, que se ha hecho un nombre en el mundo del cómic. Para poner en contexto, su ascenso a la fama no fue algo que ocurriera de la noche a la mañana. Lemire comenzó su viaje con el cómic independiente “Essex County”, un cómic que, junto con “Lost Dogs”, llamó la atención del prestigioso sello Vértigo de DC. Y en este mundo, amigos míos, no se llega a las grandes ligas sin talento.
Una vez en el sello Vértigo, Lemire trabajó en la serie “Sweet Tooth”, un éxito indiscutible. Su carrera fue una montaña rusa, alternando y simultaneando etapas en colecciones de superhéroes -“Animal Man”, “Superboy”, “La Liga de la Justicia Oscura”, “Green Arrow”- con trabajos más personales y menos convencionales en editoriales más pequeñas, como “The Nobody” o “Underwater Welder”. ¿Impresionante, no creen?
Pero en 2013, nos llegó una noticia que nos dejó a todos con la boca abierta: Lemire escribiría y dibujaría una miniserie de ocho números para el sello Vértigo, una historia de amor en un entorno de ciencia ficción. Muchos de nosotros, los aficionados, esperamos con curiosidad el resultado. Pero ¿qué encontré yo, Johnny Zuri, al enfrentarme a esta obra? Una decepción, y no de las pequeñas.
La historia de “Trillium” se desarrolla en dos periodos temporales. En uno, estamos en 3797, donde una científica llamada Nika Temmsmith lucha contra el tiempo para desvelar los secretos del trillium, una flor alienígena que podría ser la cura para un virus inteligente que amenaza a la humanidad. Al mismo tiempo, en 1921, un veterano de la Primera Guerra Mundial llamado William Pike se une a una expedición británica en las selvas de Perú para encontrar un templo inca perdido. ¿Y qué pasa? Las vidas de ambos se cruzan cuando Nika viaja en el tiempo, reapareciendo en la estructura gemela del templo inca justo cuando William llega. Un giro interesante, pero ¿es suficiente para salvar a la historia?
Para mí, la respuesta es no. Creo que “Trillium” tenía un potencial inmenso, pero se quedó corto. Su lectura me llevó a creer que Lemire pudo haberlo hecho de prisa, quizás interrumpiendo el proceso para atender sus compromisos con otras colecciones. Su dibujo, siempre rústico y amateur, que anteriormente había logrado dar forma a las emociones y tonos de sus historias, en “Trillium” deja al descubierto sus principales debilidades como dibujante. No plasmó bien ni las figuras ni la ambientación futurista. Es como ver un dibujo de principiante, la línea es desordenada y descuidada, la tecnología y ambientación futuristas están mal diseñadas y ejecutadas.
El diseño de los elementos propios del género, como las naves, los trajes espaciales, las pistolas láser, oscilan sin justificación entre lo futurista y lo retro. Las armas de mano parecen sacadas de Duck Rogers, y los cascos de los trajes presurizados se parecen más a una pecera que a un casco de astronauta. Hay tanta inconsistencia y falta de atención en el diseño que saca al lector de la historia.
Y, en mi opinión, los alienígenas son otra decepción. Son humanoides, una elección que podríamos perdonar en una serie de televisión con un presupuesto limitado, pero no en el lápiz de Lemire, que no estaba limitado por tales cuestiones. ¿Por qué humanoides? ¿Falta de imaginación, falta de habilidad gráfica? Aunque no nos guste, no podemos pasar por alto que su estilo carece del grado de precisión, detalle y versatilidad que esta historia requiere.
Y aquí va un dato interesante: hay viñetas que incluyen docenas de personajes, espesas junglas, ciudades alienígenas, bases humanas en otros planetas, naves, planos extradimensionales, un Londres alternativo… ¿Puede ser que Lemire haya mordido más de lo que podía masticar?
Además, siento que “Trillium” no tiene un interés genuino en los elementos propios de la ciencia ficción. Lemire los usa como un mero aderezo, sin que tengan consecuencias en la historia general. El virus inteligente, las colonias espaciales, el viaje en el tiempo, la historia alternativa y el uso de antiguas ruinas como máquinas temporales son ideas que tienen potencial, pero en este cómic parecen arrojadas al azar en la trama, sin formar un conjunto ordenado, coherente o integrado.
Otro aspecto decepcionante es el tratamiento de la flor de trillium. ¿Por qué es tan importante? El primer número sugiere En lugar de demostrar que tiene el talento y el compromiso para asumir retos y evolucionar en su arte, este comic más bien evidencia las deficiencias de su enfoque y método de trabajo. Un trabajo que, como he dicho, en este caso concreto, no puedo recomendar, a pesar de los valores positivos que aporta y que también he intentado resaltar en este análisis.
Lemire ha probado su valía en múltiples ocasiones y no tengo duda de que lo seguirá haciendo en el futuro. Puede que “Trillium” sea un desacierto, pero espero y confío en que será un desacierto útil, en el sentido de que le sirva para aprender y mejorar. Después de todo, no es ninguna novedad que los errores suelen ser el mejor maestro, si se está dispuesto a asumirlos y a aprender de ellos. Es más, es un lugar común entre los escritores la afirmación de que una historia perfectamente resuelta es una historia muerta.
Y ya para acabar, una cita que me parece apropiada, de Federico Fellini: “El error es parte esencial del progreso, y si le tienes miedo, nunca saldrás de donde estás”.