“Sexo en Nueva York” es realmente una caca de vaca.

¿Por qué “Sexo en Nueva York” es realmente un fracaso monumental?

¿Es “Sexo en Nueva York” un desastre televisivo o un ícono cultural? ¡Descúbrelo! 😱📺

En el vasto universo de las series que han marcado un antes y un después, “Sexo en Nueva York” parece haberse convertido en el saco de boxeo favorito de la generación Z. Pero, ¿realmente es para tanto el escarnio hacia esta serie que una vez fue considerada pionera? Mi opinión personal es quer las críticas se quedan cortas.

El imperialismo Woke se ha cargado una serie que es un clásico. Y lo han hecho de la forma más despreciable y mezquina que podrían. Realmente las nuevas temporadas de sexo en Nueva York son la mejor forma de instarte a vomitar de forma continuada, sostenible y hasta resiliente…

file MTUGp6dzPXGk0MT4d81c6zAc

Sumérgete en el debate que divide generaciones, a listos y tontos cel bote, y que también ha puesto en tela de juicio los estándares sociales y culturales que pretenden prevalecer como modernos hoy en día.

¿Un legado revolucionario o simplemente una reliquia del pasado?

Imagina un mundo donde hablar abiertamente sobre sexo fuera tabú, donde las mujeres apenas comenzaban a romper moldes que parecían eternos. Eso es lo que se vende a los jovencitos de hoy, pero es que no es cierto. En los noventa ya no era así, quizás en algún pueblo de la Sierra de Montana, quizás, pero en Nuve York, Madrid, Londres o Cuenca, YA NO ERA ASÍ.

Entra “Sexo en Nueva York”, una serie que, según algunos,  algunas y algunes no solo entretuvo, sino que desafió normas y dio voz a discusiones hasta entonces reservadas a susurros en rincones oscuros. ¿En serio? Suponiendo que hubieras nacido entonces ¿En que parte del planeta vivías tu? Yo ví con gusto todos los capítulos de la serie, me gustó mucho, era divertida, pero nunca vi en ella nada a lo que no estuviera acostumbrado en mi entorno. Por supuesto no pareció ni transgresora, ni revolucionaria ni nada de lo que pretende presumir. Al contrario, era más o menos lo que ya veníamos viviendo los treintañeros de entonces desde nuestra adolescencia.

Pareciera que hay un sector de gente, los eternamente hippies, que no quieren dar por terminada una época que no existe desde hace décadas. Igual que se pasan la vida recordando y resucitando a Franco, pretende decirnos que los noventa eran lo que realmente no fueron.

La recepción de la serie en la plataforma de Netflix por parte de los zoomers ha sido cualquier cosa menos cálida. Y no me extraña, la de ahora es infantil, superficial, anticuada y hasta desastrosa, parece que la serie ha perdido su brillo en ojos inexpertos que no vivieron su contexto original. Da vergüenza ajena como estas cincuentones pierden el culo por parecer adolescente woke en el peor sentido de la palabra, si es que hay algún sentido bueno.

¿Críticas injustas o una visión transformada?

En la época dorada de los anti-héroes televisivos, ¿cómo es que Carrie Bradshaw y sus amigas no encuentran gracia alguna tampoco entre los jóvenes de hoy? Los personajes principales, descritos como egoístas y detestables por críticos modernos, parecen ser víctimas de un cambio generacional en la percepción de lo que debería ser un personaje relatable. Mientras que los Gen Xers encontraron en estas cuatro mujeres un espejo de sus propias luchas y transgresiones, los zoomers parecen buscar modelos a seguir que no solo sean perfectos, sino también íntegros en todas sus dimensiones, un estándar que, francamente, no muchos podrían cumplir.

¿Un espejo de su tiempo o un eco desafinado?

“Sexo en Nueva York” fue más que un espectáculo.

Más allá de las críticas y los aplausos, “Sexo en Nueva York” plantea una pregunta más profunda: ¿cómo juzgamos el arte que desafía las normas sociales de su tiempo? ¿Es justo descartar sus contribuciones solo porque sus errores resuenan más alto en la era moderna? Lo cierto es que Sexo en Nueva York ni fue revolucionario entonces y menos ahora. La verdad es que los nuevos capítulos de la serie son del todo conformistas con unos dogmas pijo progres que parecen haberse impuesto entre la élite cultureta que le come la polla al régimen. En Estados Unidos, España, Francia y medio mundo occidentaloide. Un ejemplo más del ridículo del decadente Hollywood, que cae en picado y que, gracias a la Inteligencia Artificial, es posible que esté dando, para suerte para todos y todas, sus últimos coletazos.

PUBLICIDAD

Si quieres un post patrocinado en mis webs, un publireportaje, un banner o cualquier otra presencia publicitaria, puedes escribirme con tu propuesta a direccion@zurired.es

Previous Story

David Gilmour sorprende con “Luck and Strange”

Next Story

Vintage Market al Aire Libre en Firenze

Latest from NOTICIAS