Una risa el arte moderno
En mil novecientos diecinueve, Marcel Duchamp cogió una postal económica con la imagen de ‘La Gioconda’ de Leonardo da Vinci y, lapicero en mano, le plantó un bigotito y una perilla. La gamberrada no terminó ahí y tituló su obra con las iniciales ‘L.H.O.O.Q’ que, pronunciadas en francés, suenan en su traducción textual a ‘Ella tiene el trasero caliente’.
Obviamente, además de dadaísta, el enorme teorético de las vanguardias era un cachondo más que notable. Lo del Duchamp provocador que se echa unas risas a costa del arte del Renacimiento debió asombrar relativamente: un par de años ya antes había expuesto el renombrado meadero (‘Fuente’) en una muestra organizada por la Sociedad de Artistas Independientes de la ciudad de Nueva York.
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