…Su padre le prohíbe acercarse a «ese conjunto de corrompidos y comunistas», Lotte se empeña, y herr Beese la echa de su casa. El examen de ingreso consiste en múltiples clases en las que se prueba la inventiva de los aspirantes.
A Lotte le dan una enorme hoja de papel en blanco y la retan
«Una revolución estética y una forma nueva de vivir y de meditar. Los arquitectos, los escultores, los pintores, los diseñadores, debemos retornar al trabajo manual. Establecer una nueva cofradía de artesanos, libres de esa insolencia que divide a las clases sociales y que busca erigir una barrera inabordable entre los artesanos y los artistas. La potencia artesana debe elevarse hasta exactamente el mismo nivel de las Bellas Artes, y crear objetos de consumo accesibles para el público».
Iconos de la racionalidad contra los monstruosos proyectos del alemán Berthold Konrad Albert Speer, el primer arquitecto técnico del Tercer Reich, pequeño mimado de Hitler, y llamado, ante sus diseños de edificios y urbes para el milenio de la cruz gamada, «el arquitecto técnico del Diablo», por sus «bodrios grandilocuentes», como los definió Franz Ehrlich, pupilo de Klee y Kandinsky. De ahí que, en mil novecientos veintitrés, con la escuela ya en apogeo, le fue encargado el taller de metales al profesor húngaro László Moholy-Nagy, que incorporó esa maravilla visual que urdieron Niépce, Daguerre, Talbot, Eastman, durante años y ensayos. Era el maná que aguardaba el Partido Nacional Socialista –el nacionalsocialismo, en fin– para cargar contra la utopía posible de Gropius. Ya miembros del partido como Wilhelm Frick y Alfred Rosenberg habían atacado a la escuela por «sus degeneraciones modernas y su antigermanismo. »
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Gropius partió a los USA y comenzó a dar clases en la escuela de diseño de Harvard, Moholy-Nagy consiguió lo mismo en el Instituto Tecnológico de la ciudad de Chicago, Meyer ya se había asilado en la ciudad de Moscú, y Kandinsky halló en la ciudad de París su nuevo sitio en el planeta. Según Lotte Beese, la primera mujer de la Bauhaus que estudió arquitectura, «algunos murieron en las cámaras de gas, unos pocos escaparon, y muchos cooperaron con el nacionalsocialismo para salvar su vida». Diseñó el conocido distrito Pendrecht en el sur de Rotterdam, y su obra fotográfica puede verse en el MoMA, N. York, y en los museos Arthur Sackler y Getty .