Benee sorprende con Ur An Angel I’m Just Particles y un giro inesperado ¿Qué esconde Cinnamon, el nuevo himno de Benee?
Estamos en septiembre de 2025, en un mundo donde las canciones llegan como cartas selladas con fuego y dulzura. BENEE irrumpe de nuevo en mi vida con su anuncio: Ur An Angel I’m Just Particles, un título tan enigmático como ella, un rompecabezas que parece flotar entre lo celestial y lo microscópico. El primer bocado de este universo es Cinnamon, un sencillo que suena como si alguien hubiese atrapado un rayo de sol y lo hubiese dejado reposar en agua con especias. 🌙✨
Lo curioso es que esta historia no nace de un estudio frío ni de un laboratorio de éxitos. Ella confiesa que ha estado puliendo este disco durante tres años, como quien guarda un secreto demasiado grande en el bolsillo. Y ahora, con la urgencia de quien por fin abre la ventana tras un largo encierro, lo suelta: aquí está su segundo álbum, con fecha marcada a fuego, 7 de noviembre.
Origen: BENEE Announce New Album, Shares New Single ‘Cinnamon’
El extraño magnetismo de cinnamon
Cuando escucho Cinnamon siento una paradoja: suena ligero, casi despreocupado, pero en el fondo late una confesión de pérdida y desorden. BENEE escribió esta canción al llegar a Los Ángeles, en medio de la vorágine de luces, tráfico y promesas que a veces pesan más que la realidad. Dice que allí se sintió un poco desarmada, como si todo a su alrededor estuviera desmoronándose. Y aun así, decide cantarlo con dulzura.
La metáfora es clara: aunque la ciudad le grite que se parta en pedazos, ella responde con la suavidad de la canela. “Voy a seguir siendo dulce, seguiré siendo amable”, se dice, como quien recita un conjuro. Esa resistencia blanda me recuerda a los viejos refranes de abuelas que repetían: más moscas atrapa la miel que la hiel.
“Incluso si todo se derrumba, yo seguiré siendo canela.”
Una historia escrita a varias manos
No es un viaje solitario. El tema nació junto a su amigo Ryan Raines, productor con la capacidad de levantar castillos de sonido sobre arenas movedizas. Y hay un detalle que me desarma: el puente del tema incluye un violonchelo interpretado por Sora, un toque de gravedad entre tanta ligereza pop. Ella misma lo dice sin miedo: hay veces que escucha ese fragmento y llora.
Ese es el punto donde la canción deja de ser solo música y se convierte en un espejo emocional. La canela se mezcla con un sabor más profundo, como un trago que empieza dulce y termina hondo. Y cuando se lleva al directo, se transforma en un ritual festivo, una liberación colectiva.
El arte detrás del álbum
El título del disco, Ur An Angel I’m Just Particles, no es un eslogan vacío. Es una confesión disfrazada de poesía. La idea de ser partículas me golpea con fuerza: ¿qué queda de nosotros cuando todo alrededor se derrumba? ¿somos un ángel o somos polvo suspendido en la nada? Esa ambigüedad convierte la obra en un terreno fértil para interpretaciones infinitas.
La portada, según lo que se adelanta, juega con esa misma tensión. No es solo un envoltorio bonito: es parte de la historia que ella misma insiste en haber diseñado con claridad desde el inicio. Tres años de trabajo que, poco a poco, adquirieron sentido hasta formar un relato compacto. No hay azar aquí, hay obsesión y destino.
“Un disco no es una colección de canciones: es un mapa de heridas y esperanzas.”
De las lágrimas a la euforia
Me fascina ese contraste en BENEE: alguien capaz de confesar que llora escuchando el puente de su propia canción, y al mismo tiempo describir lo divertido que resulta cantarla en vivo. Esa dualidad es la que sostiene su magnetismo. Como si nos dijera: el dolor está ahí, pero la música siempre encuentra la forma de hacerlo bailar.
Este gesto de sinceridad es lo que convierte a Cinnamon en algo más que un sencillo promocional. Es un anticipo de un álbum que probablemente juegue todo el tiempo con esa cuerda floja entre fragilidad y fuerza. Y lo hace sin pretender sermonear, sin disfrazar la vulnerabilidad con grandes palabras: lo suelta como quien abre un diario íntimo y deja que otros lo lean en voz alta.
La espera hasta noviembre
Lo cierto es que ahora empieza la parte más cruel: la espera. El sencillo ya abrió la puerta, pero el álbum completo no llegará hasta noviembre. Tres años de gestación comprimidos en un anuncio que nos obliga a armar teorías mientras tanto. ¿Cómo sonarán las demás canciones? ¿Seguirá la línea etérea de Cinnamon o se sumergirá en territorios más oscuros?
Recuerdo una frase de Italo Calvino en Las ciudades invisibles: “El infierno de los vivos está aquí, ya está, y no hay más que buscar quién y qué en medio del infierno no es infierno, y hacerlo durar.” BENEE parece aplicar este mismo principio: en medio del caos de Los Ángeles, ella encuentra su porción de dulzura y la estira hasta convertirla en música.
El eco que queda
El anuncio de Ur An Angel I’m Just Particles no es solo una noticia más en la vorágine musical. Es una invitación a preguntarnos cómo enfrentamos nuestras propias ciudades interiores, esos lugares donde todo parece derrumbarse. La respuesta de BENEE es simple y radical: elegir ser canela en lugar de ceniza.
Ahora, mientras esperamos la fecha marcada, queda una pregunta que flota en el aire: cuando por fin escuchemos el disco entero, ¿nos reconoceremos en esas partículas suspendidas o seguiremos buscando un ángel que nos salve del ruido?